¿TE ARREPIENTES DE LO QUE HAS HECHO?

¡Jamás en la vida! Por Dios bendito, qué grande aquel dia en que decidimos dejar todo atrás y lanzarnos a la aventura. Las habremos pasado bien, regular y con algún momento de duda: pero mirando alrededor, ésta se disipa en poco rato. Cielo Santo, qué bien se vive así...
Eso sí, cuando hay dificultades con el aparataje, como averías en el ordenador, puedes pasarte dos horas jurando en arameo. Es lo único que puede resultar molesto: las asistencias técnicas están lejos; no es como en la ciudad, que sales a la calle y tienes un cúmulo de servicios a tu disposición. Pero esta comodidad en la asistencia se ve compensada con creces por la energía que emana del entorno. Es vivir, amigos, vivir en estado puro. Si hasta de la electricidad se puede prescindir...es un retorno a una manera más auténtica de entender la vida. Aunque cuidado: no todo el mundo está preparado. Incluso personas que piensan que sí lo están, sospecho que tendrían ciertas dificultades de adaptación a estos entornos que en catalán tienen unas palabras muy bonitas para definirlos: feréstecs, salvatgins...naturales, al fin y al cabo, esa naturaleza de la que tanto nos ha alejado la vida en las ciudades y en agrupaciones humanas de excesivo tamaño, hipertrofiadas y por lo tanto, carentes de vida propia: en ellas, la vida pasa a ser la de la masa, la de los seres indiferenciados atrapados en redes de asfalto y hormigón. Y respirando humitos tóxicos, de paso...
En fin, que como véis, nuestra experiencia está revitalizada, y seguimos con nuestro norte, que básicamente consiste en vivir tranquilos y en todo caso, mirar la manera de extraer un rendimiento extra a la tierra que nos permita disponer de recursos económicos para los siguientes retos: placas solares, construcción de un pequeño anexo para los depósitos de agua...iremos viendo, sin agobiarnos, siguiendo la cadencia rítmica de la naturaleza, que nos rodea, y de la que formamos, ahora ya sí, parte.